megila ester
Meguilat Ester
La historia de Purim en el texto original, versión completa digitalizada por la Organización Masuah
Publicada en “La Biblia” por la librería Sigal

CAPÍTULO I
Y aconteció en los días del rey Ajashverosh (el mismo
Ajashverosh que reinó desde la India hasta Etiopía, sobre ciento
veinte y siete provincias),
2 que en aquellos días, cuando el rey Ajashverosh estaba
sentado sobre el trono de su reino, el cual (trono) estaba en la
ciudadela de Shushán.
3 en el año tercero de su reinado, hizo banquete para todos sus
príncipes y sus siervos, comandantes del ejército de Parás y
Maday, teniendo delante de sí a los nobles y los príncipes de las
provincias,
4 durante el cual ostentaba la riqueza y la gloria de su reino,
y lo más precioso de la magnificencia de su grandeza, por mucho
tiempo, ciento ochenta días.
5 Y cuando se hubieron cumplido aquellos días, hizo el rey
para todo el pueblo que se hallaba en la ciudadela de Shushán,
desde el mayor hasta el menor, banquete de siete días, en el patio;
del jardín del palacio real;
6 (donde había toldos de) lienzos blancos, verdes y de color
cárdeno, prendidos por medio de cordones de lino fino blanco y
de púrpura a anillas de plata y columnas de mármol; con reclinatorios
de oro y de plata, sobre pavimento de mosaicos de alabastro y
de mármol blanco y de nácar, y de mármol negro.
7 ¡Y daban a beber en vasos de oro (siendo los vasos diferentes los unos
de los otros), con vino real en abundancia, conforme a la facultad del rey.
8 Y el beber, por orden real, era sin compulsión; porque así había encargado
el rey a todos los grandes de su casa, que se hiciese según el gusto de cada cual.
9 Asimismo la reina Vashtí hizo banquete para las mujeres,
en la casa real que era del rey Ajashverosh.
10 Al séptimo día, cuando el corazón. del rey estaba alegre con
el vino, mandó a Mhumán, Bizzthá, Jarvoná, Bigthá, Avagthá, Zethar y Karkás,
los siete eunucos que asistían ante la presencia del rey Ajashverosh.
11 que trajesen a a reina Vashtí delante del rey, con la corona real, para hacer
ver a las gentes y a los príncipes su hermosura, porque era de bella apariencia.
12 Pero la reina Vashtí rehusó venir en obediencia a la orden
del rey (enviada) por mano de los eunucos; con lo cual el rey estalló
en grande ira, y enardecióse en él su cólera.
13 Pregunto entonces el rey a los sabios astrólogos (porque
así era la costumbre del rey para con todos los conocedores de la
ley y del derecho,
14 y al lado de él (estaban) Karshná, Shethar, Admatha’, Tarshish, Meres, Marsná,
Mmuján, los siete príncipes de Parás y Maday, que veían el rostro del rey,
y se sentaban preeminentes en el reino;
15 (les preguntó pues): “Conforme a la ley, ¿qué se debe hacer
con la reina Vashtí, por cuanto no ha obedecido la orden del rey
Ajashverosh, (enviada) por mano de los eunucos?”
16 A lo que respondió Mmuján, delante del rey y de los
príncipes: “No tan sólo contra el rey ha pecado la reina Vashtí
sino contra todos los príncipes y contra todos los pueblos que están
en todas las provincias del rey Ajashverosh.
17 Porque este hecho de la reina llegará a noticia de todas las
mujeres, para hacer despreciables a sus maridos a los ojos de ellas,
diciendo: El rey Ajashverosh mandó traer a la reina Vashtí deaante de él, y ella no vino.
18 Y hoy mismo las princesas de Parás y Maday, que han
oído hablar de esta acción de la reina. dirán (otro tanto) a todos los
príncipes del rey; de donde resultará sobrado desprecio y enojo.
19 Si pluguiere, pues, al rey, expídase orden real de su parte, y escríbase
entre las leyes de Parás y de Maday, y que no se derrogue; Que Vashtí
no venga (más) a la presencia del rey Ajashverosh, y en cuanto a su dignidad
real, dela el rey a su compañera que sea mejor que ella.
20 Y así, cuando el edicto del rey, el que va a hacer, fuere conocido
en todo su reino, por grande que sea, todas las mujeres darán
honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor de ellos.”
21 Y pareció bien este dictamen al rey y a los príncipes; e hizo
conforme al dicho de Mmuján;
22 y envió cartas a todas las provincias del rey, de provincia
en provincia, conforme a la escritura de ella, y de pueblo en pueblo,
conforme a su lengua, ordenando que todo hombre sea señor en su
propia casa, y hable según el lenguaje de su pueblo (no del pueblo de su esposa).
CAPÍTULO II
“Después de estas cosas, cuando se hubo calmado la ira del rey
Ajashverosh, acordóse de vashtí, y de lo que ella había hecho,
y de lo que se había decretado contra ella.
.2 Entonces dijeron los servidores del rey, los que le asistían:
“Busquense para el rey vírgenes, jóvenes de hermoso parecer;
3 y (a este efecto) nombre el rey comisionados en todas las provincias de su reino,
que hagan reunir a todas las vírgenes, jóvenes de hermoso parecer, en la residencia
real de Shushán, en la casa de las mujeres, a cargo de Heghé, eunuco del rey, guarda de las
mujeres; y dénseles sus afeites,
4 y la joven que le gustare al rey, sea ella reina en lugar de Vashtí
“Y la propuesta le agradó al rey;y él lo hizo así.
5 Había cierto judío en la residencia real de Shushán, que se
llamaba Mordejay, hijo de Yaír, hijo de Shim’í, hijo de Qish,
binyaminita,
6 que había sido deportado de Yrushaláyim con los cautivos
que fueron deportados juntamente con Yjonyá, rey de Yhudá, a
quienes deportó Nvujadnes’sar, rey de Bavel.
7 Ése, pues, había criado a Hadassá, o sea Ester, hija de su
tio, porque ella no tenía padre ni madre; y la joven era de bella
figura y de lindo parecer, a quien, cuando se le murieron su padre
y su madre, Mordejay había adoptado por hija suya.
8 Y sucedió, después de publicarse la orden del rey y su decreto, y cuando
ya se habían reunido muchas jóvenes en la residencia real de shushán, a
cargo de Hegay. que Ester también fue llevada a la casa del rey, a cargo
de Hegay, guarda de las mujeres,
9 Y la joven le plació, y halló gracia ante él, de modo que él
se apresuró a darle sus afeites y raciones y ponerle a su disposición
las siete doncellas más escogidas de la casa del rey, y él la trasladó
con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
1o Ester no había dicho nada de su pueblo, ni de su parentela; porque Mordejay
le había mandado que no lo declarase.
11 Y todos los días Mordejay paseábase por delante del patio
de la casa de las mujeres, a fin de saber cómo le iba a Ester, y
lo que le sucedía.
12 Y según tocaba en turno a cada una de las jóvenes entrar
al rey Ajashverosh, al fin de haber ella pasado doce meses de
preparativos, según el uso respecto de las mujeres, (porque de
este modo se cumplían los días de su tratamiento cosmético: Seis
meses con ungüento de mirra, y seis meses con especias aromáticas
y afeites de mujeres),
13 y la joven venía de esta manera al rey; y todo lo que ella
pedía, le era dado, para que atavíada con ello pasase de la casa de
las mujeres a la casa del rey.
14 Por la tarde entraba, y por Ia mañana volvía a la casa segunda de las mujeres,
a la custodia de Sharashgaz, eunuco del rey, guarda de las concubinas; y no
venía más al rey, a menos que se complaciera el rey en ella, y fuese llamado por nombre.
15 Mas cuando a Ester. hija de Avijáyil, tío de Mordejay, a
quien éste habla adoptado por hija suya, le tocó en turno entrar al
rey, ella no pidió otra cosa sino lo que dijo Hegay, eunuco del
rey, guarda de las mujeres: y Ester hallaba gracia a los ojos de
cuantos la veían.
16 Ester fue llevada al rey Ahashverrosh, a su palacio real,
en el mes décimo, que es el mes de Teveth, en el año séptimo de
su reinado.
17 Y el rey amó a Ester más que a todas las mujeres, y ella
halló gracia y favor delante de él más que todas las vírgenes, de
modo que le puso la corona real sobre su cabeza, y la proclamó
reina en lugar de Vashti
18 E hizo el rey un gran banquete para todos sus príncipes y
sus siervos, el banquete de Ester; y concedió descargo de tributos
a las provincias, e hizo regalos con real munificencia.
19 Y cuando por segunda Vez se reunían vírgenes, Mordejay
estaba sentado en la puerta del rey.
20 Aun no había manifestado Ester su parentela y su pueblo,
de conformidad con lo que le había mandado Mordejay: pues Ester
continuaba ejecutando lo que ordenaba Mordejay, de la misma
manera que cuando se criaba con él.
21 En aquellos días, mientras Mordejay estaba sentado en la
puerta del rey, Bigthán y Téresh, dos eunucos del rey, de los que
guardaban el umbral, estallando en ira, procuraban echar mano al
rey Ajashverosh.
22 Pero la cosa vino en conocimiento de Mordejay, quien lo hizo
¿presente a la reina Ester, y Ester se lo dijo al rey en nombre de
“Mordejay”
23 Y averiguado el caso, resultó ser cierto, por lo cual entrambos
fueron colgados en una horca; y el suceso fue escrito en el
libro de las crónicas delante del rey.
Capitulo III
1 Después de estas cosas el rey engrandeció a Hamán, hijo de
Hammdathag el agaehita, y ensalzóle, y puso su asiento más alto
que el de todos los príncipes que tenía.
2 Por lo cual todos los siervos del rey que estaban en la puerta
del rey, se arrodillaban y postraban ante Hamán, porque así había
mandado el rey acerca de él; pero Mordejay no se arrodillaba ni
se postraba.
3 Entonces los siervos del rey que estaban en la puerta del rey,
dijeron a Mordejay: “¿Por qué traspasas tú el mandato del rey?”
4 Aconteció, pues, que hablándole ellos de día en día, sin que
él hiciese caso de ellos, al fin informaron a Hamán, por ver si
podrían quedar en pie los asuntos de Mordejay; porque él les había
dicho que era yhudeo.
5 Y cuando vio Hamán que Mordejay no se arrodillaba ni se
postraba ante él, Hamán se llenó de cólera.
6 Pero era cosa despreciable a sus ojos meter mano en solo
Mordejay, ya que se le había declarado el pueblo de Mordejay,
sino que procuró Hamán destruir a todos los yhudeos que había
en todo el reino de Ajashverosh, al pueblo de Mordejay.
7 Así, pues, sucedió que en el mes primero, que es el mes de
Nisán, en el año doce del rey Ajashverosh, echaron Pur, es
decir, suertes, delante de Hamán (probando) de día en día, y de
mes en mes; y (salió la suerte) por «el mes duodécimo, que es el
mes de Adar.
8 Entonces dijo Hamán al rey Ajashverosh: “Hay un pueblo esparcido
y disperso por entre los pueblos, en todas las provincias de tu reino,
cuyas leyes son diversas de las de todo pueblo, y ellos no cumplen
las leyes del rey; de modo que al rey no Íe conviene tolerarlos.
9 Si, pues, al rey le place, escríbase que sean destruídos; y yo
pagaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la
hacienda pública, para que la hagan entrar en el erario del. rey.”
10 El rey entonces quitó de su mano su anillo de sellar, y lo
dio a Hamán, hijo de Hammdatha, el agaghita, el enemigo de
los yhudeos,
11 y dijo el rey a Hamán: “La plata te es dada a ti, y en
cuanto al pueblo, haz con él como bien te pareciere.”
12 Fueron llamados, pues, los escribas del rey en el mes primero,
al día trece del mismo; y conforme a todo lo que mandó
Hamán se escribió a los sátrapas del rey, y a los gobernadores que
había en cada provincia, y a los príncipes de cada pueblo; a cada
provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo según :su len
guaje; en el nombre del rey Ajashverosh fue escrito, y fue sellado
con el anillo del rey.
13 Y fueron enviadas las cartas por mano de correos a todas
las provincias del rey, (mandando) destruir, matar y exterminar a
todos los yhudeos, mozos y Viejos, niños y mujeres, en un mismo
día, el día trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar, y
saquear sus bienes.
14 El texto del escrito que había de darse como edicto en cada
provincia, fue publicado a todos los pueblos, a fin de que estuviesen
apercibidos para aquel día.
15 Los correos salieron, apremiados por la orden del rey; y
el edicto fue promulgado en la residencia real de Shushán. Y el
rey y Hamán se sentaron a beber; pero la ciudad de Shushán
estaba perpleja.

CAPÍTULO IV
CAPÍTULO IV
Y cuando supo Mordejay lo que había sido hecho, rasgó Mordejay
sus vestidos, y vistióse de saco y (cubrióse) de ceniza; y salio
por medio de la ciudad, clamando con grande. y amargo clamor.
2 Y vino hasta delante de la puerta del rey, porque nadie podía entrar
dentro de la puerta del rey, vestido de saco.
3 Y en cada una de las provincias, dondequiera que llegaba la orden del rey
y su decreto, los yhudeos tenían grande duelo, y ayuno, y llanto, y lamentación,
y muchos se acostaban en saco y ceniza.
4 Y vinieron las doncellas de Ester y sus eunucos, y se lo contaron, de lo cual
la reina estuvo muy consternada; y envió vestidos, para vestir a Mordejay y
quitarle su saco, mas él no lo admitió.
5 Entonces Ester llamó a Hathaj, uno de los eunucos del rey
que él había designado para asistirla, y le dio encargo respecto de
Mordejay para que se informase de qué era aquello, y con qué
motivo él hacía esto.
6 Salió pues, Hathaj hacia Mordejay, en la plaza de la ciudad,
que estaba al frente de la puerta del rey;
7 y Mordejay le expuso de todo lo que le había acontecido, y de
la cantidad exacta de la plata que Hamán había prometido pesar
para el erario del, rey, a cambio de los yhudeos, para destruirlos.
8 Diole también copia del escrito del decreto que se había promulgado
en Shushán para exterminarlos, a fin de que la mostrase a Ester, y le
explicase (de todo aquello); y para que le encargase que fuese al rey,
para pedirle gracia, y para hacer súplica a favor de su pueblo.
9 Luego entró Hathaj, y refirió a Ester las palabras de Mordejay.
10 Entonces respondió Ester a Hathaj, y mandóle decir a Mordejay:
11 “Todos los siervos del rey, y la gente de las provincias del
rey, saben que cualquiera hombre o mujer que entrare adonde está
el rey, en el atrio interior, sin que fuese llamado, una sola es la
ley respecto de él, a saber: que sea muerto; salvo aquel a quien
el rey le extendiere el cetro de oro para que viva: mas yo no he
sido llamada para entrar al rey en estos treinta días.”
12 Refirieron, pues, a Mordejay las palabras de Ester.
13 Entonces dijo Mordejay que devolviesen esta respuesta a
Ester: “No te imagines dentro de tu alma que tú escaparás en la
casa del rey más que cualquier otro de los yhudeos,
14 porque si por causa alguna tú callares por completo en este
tiempo, surgirá alivio y liberación para los yhudeos de algún otro
lugar, ¡mas tú y la casa de tu padre pereceréis!, y ¡quién sabe si
no fue para ocasión como ésta que tú has llegado al reino!”
15 Entonces Ester mandó volver esta respuesta a Mordejay:
16 “Anda, junta a todos los yhudeos, cuantos se hallen en
Shushán; y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días,
noche ni día; yo también y mis doncellas ayunaremos del mismo.
modo, y así entraré al rey, aunque no sea conforme a la ley; ¡y si
perezco, que perezca!
17 Mordejay, pues, se fue e hizo según todo lo que le había
ordenado Ester.

CAPÍTULO V
Y aconteció al tercer día, que Ester se vistió regiamente, y se
puso de pie en el atrio interior de la casa del rey, enfrente de la
casa real, y el rey estaba sentado sobre el trono de su reino, en la
casa real, frente a la entrada de la casa.
2 Y fue así que como el rey viese a la reina Ester, de pie en
el atrio, ella halló gracia en sus ojos; y extendió el rey hacia
Ester el cetro de oro que tenía en su mano. Entonces acercóse
Ester y tocó la punta del cetro.
3 Y le dijo el rey: “¿Qué quieres, oh reina Ester?, ¿y cuál es
tu demanda? ¡Hasta la mitad del reino te será concedida!”
4 A lo cual contestó Ester: “Si al rey le place, venga el rey,
con Hamán, hoy al banquete que le tengo preparado.”
5 Entonces dijo el rey: “Llamad presto a Hamán, para hacer
lo que ha dicho Ester.” Fueron, pues, el rey y Ha’mán al banquete
que había preparado Ester.
6 Y dijo el rey a Ester en el banquete de vino: “¿Cuál es tu
petición’, pues te será concedida: ¿y cuál es tu demanda?, que hasta
la mitad del reino te será otorgada.”
7 Entonces respondió Ester y dijo: “Mi petición y mi demanda,
8 (si he hallado gracia a los ojos del rey, y si pluguiere al rey
conceder mi petición y hacer mi demanda), es que venga el rey con
Hamán, al banquete que voy a hacerles; y mañana hare conforme
a lo que pide el rey.”
9 Salió, pues, Hamán aquel día regocíjado y alegre de corazón;
pero cuando Hamán vio a Mordjav en la puerta del rey, que
no se puso en pie, ni siquiera se movió por su causa, llenóse Hamán
de cólera contra Mordejay.
10 Se contuvo sin embargo Hamán, y fue a su casa, y envió
e hizo venir a sus amigos, y a Zéresh, su mujer;
11 y les contó Hamán la gloria de su riqueza, y la multitud
de sus hijos, y toda la grandeza que el rey le había conferido, y
cómo le había elevado sobre todos los príncipes y los siervos del rey.
12 Y dijo Hamán: “Además de esto, la reina Ester no ha permitido entrar
con el rey al banquete que le hizo, a ninguno sino a
mí; y mañana también estoy convidado por ella con el rey.
13 ¡Mas todo esto de nada me aprovecha, mientras yo Vea al
yhudeo Mordejay sent.ado en la puerta del rey!”
14 Entonces le dijo Zéresh, su mujer, con todos sus amigos:
“Hagan una horca de la altura de cincuenta codos; y por la mañana
habla al rey para que cuelguen a Mordejay en ella; luego entrarás
con el rey al banquete gozoso.” Y la propuesta pareció buena a
Hamán; e hizo preparar la horca.

CAPÍTULO VI
Aquella noche el sueño se huyó del rey; por lo cual mandó a
traer el libro de las memorias, las crónicas; y fueron leídas delan
te del rey.
2 Y hallóse escrito cómo Mordejay había dado aviso respecto
de Bigthana y Téresh, dos de los eunucos del rey, guardianes del
umbral, los cuales habían procurado poner mano en el rey
Ajashverosh.
3 Entonces preguntó el rey: “¿Qué honra y qué distinción fue
hecha a Mordejay por esto?” Y respondieron los servidores del rey,
los que le asistían: “No le fue hecha ninguna.”
4 Y preguntó el rey: “¿Quién está en el patio?” Y Hamán
había venido al patio exterior de la casa del rey, para hablar al
rey respecto de colgar a Mordejay en la horca que había hecho pre
parar para él.
5 Contestaron, pues, los servidores del rey: “He aquí que Hamán está
en el patio.” Y dijo el rey: “¡Que entre!”
6 Y entrado que hubo Hamán, le dijo el rey: “¿Qué debe hacerse por el
hombre que el rey se complace en honrarle?” Entonces dijo Hamán para
consigo: “¿A quién deseará el rey hacer honra más que a mi?”
7 Respondió, pues, Hamán: “Para el hombre que el rey se
complace en honrar,
8 tráigase un traje real que el rey mismo viste, y el caballo
en que monta el rey, y póngase la corona real sobre su cabeza.,
9 y dense el traje y el caballo en mano de uno de los príncipes
más nobles del rey, y vistan así al hombre que el rey se complace
en honrar, ‘y le hagan pasear a caballo por la plaza de la ciudad,
y pregonen delante de él: “¡Así se debe hacer al hombre que el
rey se complace en honrar!”
10 Dijo entonces el rey a Hamán: “¡Date prisa, toma el traje
y el caballo, como has dicho, y hazlo así con Mordejay, el yhudeo,
que se sienta en la puerta del rey!, ¡no falte cosa alguna de cuan
tas has dicho!”
11 Tomó, pues, Hamán el traje y el caballo, y vistió a Mordejay,
y le hizo pasear por la plaza de la ciudad, y pregonó delante
de él: “¡Así se debe hacer al hombre que el rey se complace en
honrar!”
12 Luego se volvió Mordejay a la puerta del rey; mas Hamán
se fue precipitadamente a su casa, apesadumbrado, y cubierta la
cabeza.
13 Y refirió Hamán a Zéresh, su mujer, y a todos sus amigos
todo lo que le había acontecido. Entonces le dijeron sus sabios y
Zéresh, su mujer: “Si de la raza de los yhudeos es Mordejay, delante
de quien tú has comenzado a caer, no le vencerás, sino que
caerás del todo delante de él.”
14 Todavía estaban ellos hablando con él, cuando llegaron los
eunucos del rey, y llevaron a Hamán apresuradamente al banquete
que tenía dispuesto Ester.

CAPÍTULO VII
Vinieron, pues, el rey y Hamán a beber con la reina Ester.
2 Entonces el rey volvió a preguntar a Ester el día segundo,
en el banquete de vino: “¿Cuál es tu petición, oh Ester?, pues
te será concedida; y ¿cuál es tu demanda?, que hasta la mitad
del reino te será otorgada.”
3 A lo cual respondió la reina Ester y dijo: “¡Si he hallado
gracia en tus ojos, oh rey,’y si al rey le place, séame concedida mi
vida por mi petición, y mi pueblo por mi demanda!
4 ¡Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que (nos)
destruyan, y para que (nos) maten y (nos) exterminen! Que si para
siervos y para siervas fuéramos vendidos, entonces hubiera yo callado;
bien que el adversario no pudiera resarcir el perjuicio del rey.”
5 Respondió, pues, el rey Ajashverosh, y dijo a la reina Ester:
“¿Quién es ése y dónde está aquel que se atrevió hacerlo así?”
6 Ester respondió: “¡El hombre adversario y enemigo es este
malvado Hamán!” Entonces Hamán quedó aterrado delante de
la presencia del rey y de la reina.
7 Y el rey se levantó en su ira del banquete de vino, (y se fue)
al jardín del palacio: entretanto Hamán se puso en pie para rogar
por su vida delante de la reina Ester; pues vio que había sido
determinado el mal contra él de parte del rey.
8 Y cuando el rey volvió del jardín del palacio a la casa del
banquete de vino, Hamán estaba caído sobre el lecho en que se
reclinaba Ester. Y dijo el rey: “¿Aun querrá violentar a la reina,
estando ella conmigo en mi casa?” No bien salió la palabra de la
boca del rey, cuando cubrieron la cara de Hamán.
9 Entonces Jarvoná, uno de los eunucos, dijo delante del
rey’: “¡También he allí plantada en casa de Hamán la horca de
cincuenta codos de altura, que hizo Hamán para Mordejay, el cual
habló tan en provecho del rey!” Y dijo el rey: “¡Colgadle a él
mismo en ella!”
10 Colgaron, pues, a Hamán en la horca que él había hecho
preparar para Mordejay: entonces se apaciguó la ira del rey.

CAPÍTULO VIII
En aquel día el rey Ajashverosh dio a la reina Ester la casa
de Hamán, adversario de los yhudeos. Mordejay también vino
delante del rey, porque Ester le había dicho al rey lo que él era
para ella.
2 Entonces el rey tomó su anillo de sellar, que le había quitado
a Hamán, y lo dio a Mordejay: y Ester puso a Mordejay
sobre la casa de Hamán.
3 De nuevo Ester volvió a hablar delante del rey, y cayó ante
sus pies llorando, y rogándole que frustrara la malicia de Haman
el agaghita, y su designio que había tramado contra los yhudeos.
4 Y extendió el rey hacia Ester el cetro de oro; por lo cual
levantóse Ester, y se puso en pie delante del rey;
5 y dijo: “Si al rey le place, y si yo he hallado gracia en sus
ojos, y si la propuesta pareciere acertada al rey, y soy grata a sus
ojos, escríbase revocando las cartas (que autorizan) el designio de
Hamán, hijo de Hammdatha, el agaghita, las cuales él escribió
para destruir a todos los yhudeos que están en todas las provincias del rey;
6 porque ¿Cómo podré yo ver el mal que ha de sobrevenir a
mi pueblo?, y ¿cómo podré ver la destrucción de mi parentela?”
7 Entonces respondió el rey Ajashverosh a la reina Ester
y a Mordejay, el yhudeo: “He aquí que he dado la casa de Hamán a Ester, y
a él mismo le han colgado en la horca, por haber extendido su mano contra los yhudeos.
8 Escribid vosotros, pues, acerca de los yhudeos, como bien
os pareciere, en el nombre del rey, y sellad las cartas con el anillo
del rey; porque “cualquier escritura que está escrita en el nombre
del rey, y sellada con el anillo del rey, no se puede revocar.”
9 Por 1o cual fueron llamados los escribas del rey en ese tiempo,
en el mes tercero, es decir, el mes de Siván, en el día Veinte
y tres del mismo; y se escribió conforme a todo lo que mandó
Mordejay a los yhudeos, y a los sátrapas, y a los gobernadores,
y a los príncipes de las provincias que había desde la India hasta
la Etiopía, ciento veinte y siete provincias; a cada provincia según
su escritura, y a cada pueblo según su lengua, y a los yhudeos
(también) conforme a su escritura y su lengua.
10 Escribió, pues, (Mordejay) en nombre del rey Ajashverosh,
y (lo) selló con el anillo del rey; y envió las cartas por mano
de correos en caballos, y de los que cabalgaron en corceles, del.
establo del rey, de la mejor raza de las yeguadas;
11 a este efecto: Que había concedido el rey a los yhudeos,
que en cada ciudad se juntasen y defendiesen sus vidas, destruyen
do, matando y exterminando toda la fuerza armada del pueblo y
provincia que les acometiese, incluidos los niños y las mujeres; y
que saqueasen sus bienes.
12 en un mismo día en todas las provincias del rey Ajashverosh;
es a saber, el trece del mes duodécimo, que es el mes de Adar.
13 Copia de la escritura que había de darse como edicto en
cada una de las provincias, fue publicada a todos los pueblos; y
esto a fin de que los yhudeos estuviesen apercibidos para aquel
día, a vengarse de sus enemigos.
14 Los correos, pues, cabalgando en corceles del establo real,
partieron, apremiados y urgidos por la orden del rey: y el edicto
fue dado en Shushán, residencia real.
15 Y Mordejay salió de la presencia del rey, con traje real de
azul celeste y blanco, con una gran corona de oro y con un manto de
lino fino blanco y de púrpura; y la ciudad de Shushán alegróse y
regocijóse.
16 Para los yhudeos había luz y regocijo y alegría y honra.
17 Y en cada una de las provincias, y en cada una de las ciudades,
dondequiera que llegaba la orden del rey y su edicto, tuvieron los
yhudeos regocijo y alegría, banquete y día de fiesta. Y muchos de
entre los pueblos de la tierra se hicieron yhudeos; por que el temor
de los yhudeos había caído sobre ellos.

CAPÍTULO IX
Y en el mes doce, es decir, el mes de Adar, al día trece del mismo,
cuando tocó la ejecución de la orden del rey y su edicto, día
en que esperaban los enemigos de los yhudeos tener el dominio
sobre ellos, sucedió todo lo contrario; porque tuvieron los yhudeos
el dominio sobre sus enemigos.
2 Pues se juntaron los yhudeos en sus ciudades por todas las
provincias del rey Ajashverosh para echar mano sobre los que
procuraban su daño, y nadie les hizo frente, porque el temor de
ellos había caído sobre todos los pueblos.
3 Y todos los príncipes de las provincias, y los sátrapas y los
gobernadores, y los funcionarios del rey, favorecían a los yhudeos,
por cuanto el temor de Mordejay había caído sobre ellos.
4 Porque Mordejay era grande en la casa del rey, y su fama
corría por todas las provincias; pues este varón Mordejay se hacía
más y más grande.
5 Por lo cual hirieron los yhudeos a todos sus enemigos a
golpe de espada, y con mortandad y destrucción, haciendo en sus
enemigos cuanto les plugo.
6 Y en Shushán, la residencia real, mataron los yhudeos y
destruyeron quinientos hombres.
7 Y (mataron también) a Parshandatha, y a Dalfión, y a Aspatha
8 y a Poratha, y a Adalyá, y a Aridatha;
9 y a Parmashta, y a Arisay, y a Ariday, y a vaizatha,
10 los diez hijos de Hamán, hijo de Hammdatha, adversario
de los yhudeos; pero al despojo no extendieron su mano.
11 En aquel día fue presentado delante del rey el número de
los muertos en Shushán, la acrópolis regia.
12 Entonces dijo el rey a la reina Ester: “En la residencia real
de Shushán, los yhudeos han muerto y destruido quinientos
hombres, y los diez hijos de Hamán; en las demás de las provincias
pues, ¿qué habrán hecho? ¿Qué más es tu petición?, pues te
será concedida; y ¿cuál todavía es tu demanda?, que te será
otorgada.”
13 Entonces dijo Ester: “Si al rey le place, concédase a los
yhudeos que están en Shushán, que hagan mañana también segun
el decreto de hoy; y cuelguen en la horca a los diez hijos de
Hamán.
14 Mandó, pues, el rey que se hiciese así, y fue dado el decreto
en Shushán, y colgaron a los diez hijos de Hamán.
15 Por manera que se juntaron los yhudeos que había en Shushán
el catorce día también del mes Adar, y mataron en Shushán
trescientos hombres; pero al despojo no extendieron su mano.
16 Asimismo el resto de los yhudeos que estaban en las provincias
del rey, se juntaron, y defendieron sus vidas, y obtuvieron
descanso de sus enemigos, matando de sus enemigos setenta y cinco
mil; pero al despojo no extendieron su mano.
17 En el día trece del mes de Adar (fue esto); y tuvieron des
canso en el día catorce del mismo; el cual hicieron día de banquete y de regocijo.
18 Pero los yhudeos que estaban en Shushán se juntaron el
trece del mes, y el catorce del mismo; y tuvieron descanso en el
quince de él, e hicieron éste el día de banquete y de regocijo.
19 Por esto es que los yhudeos aldeanos, los que moran en
las ciudades abiertas, hacen el día catorce del mes Adar día de
regocijo y de banquetes, y día de fiesta, en que es envían presentes
los unos a los otros.
20 Y escribió Mordejay estas cosas, y envió cartas a todos los
yhudeos que había en todas las provincias del rey Ajashverosh,
así cercanas como distantes,
21 ordenándoles que observasen el día catorce del mes Adar,
y el día quince del mismo, todos los años.
22 como días en que los yhudeos tuvieron descanso de sus
enemigos, y el mes que les fue trocado de duelo en regocijo, y de
luto en día de fiesta; haciéndo los días de banquete y de regocijo,
y de enviar presentes los unos a los otros, y de hacer dádivas a
los pobres.
23 En efecto, los yhudeos convinieron en lo que habían ya
comenzado a hacer, y lo cual Mordejay les.había escrito.
24 Porque Hamán, hijo de Hammdatha, el agaghita, el enemigo de
todos los yvhudeos, tramó contra los yhuvdeos para destruirlos;
y echó Pur, es decir, suertes, para aniquilarlos y para
exterminarlos.
25 Mas cuando vino (Ester) delante del rey, éste mandó por
escrito, que su designio malvado que había tramado (Hamán) contra
los yhudeos recayese sobre su misma cabeza, y que le colgasen
a él y a sus hijos en la horca.
26 Por esto llamaron a aquellos días Purim, del nombre Pur.
Por tanto, a causa de todas las palabras de aquella carta, y por lo
que ellos habían experimentado con este motivo, y lo que les había
acaecido,
27 los yhudeos establecieron, y tomaron sobre sí y sobre su
descendencia y sobre los que se incorporarían con ellos, de modo
que nunca cayese en desuso, el continuar observando estos dos días,
conforme a lo prescrito respecto de ellos y según su tiempo señalado,
en cada año;
28 y que estos días fuesen recordados y observados en cada.
generación, en cada familia, en cada provincia y en cada ciudad; y
que estos días de Purim no cayesen en desuso entre los yhudeos,
ni la memoria de ellos se acabase entre su descendencia.
29 Por tanto la reina Ester, hija de Avijáyil, y Mordejay, el
yhudeo, escribieron con toda eficacia, confirmando esta segunda
carta de Purim.
30 Y envió (Mordejay) cartas a todos los yhudeos que había en
las ciento veinte y siete provincias del reino de Ajashverosh,
con palabras de paz y verdad.
31 confirmando estos días de Purim en su tiempo determinado,
según Mordejay, el yhudeo, y la reina Ester habían ordenado
respecto de ellos; y según ellos mismos habían tomado sobre sí y
sobre su descendencia; para conmemorar lo concerniente a los
ayunos y a sus plegarias.
32 Y la orden de Ester confirmó estos reglamentos de Purim:
y escribióse en un libro.

CAPÍTULO X
Y el rey Ajashverosh impuso un tributo sobre la tierra y las
islas del mar.
2 Y todos los actos de su poder y de su fortaleza, y la declaración
de la grandeza de Mordejay, con la cual el rey le engrandeció,
¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Maday
y Parás?
3 Porque Mordejay, el yhudeo, era segundo después del rey Ajashverosh,
y grande entre los yhudeos, y aceptado por la muchedumbre de sus hermanos;
procurando el bienestar de su pueblo, y hablando paz a toda su descendencia.

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